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miércoles, 25 de septiembre de 2013

EL ATAQUE DE ANGUSTIA Y LA VIDA SEXUAL



La angustia es un estado afectivo, distinguiendo una angustia real de una angustia neurótica, encontrando en la primera una reacción aparentemente comprensible al peligro, a un daño temido procedente del exterior y en la segunda, algo enigmático y como inadecuado. En la angustia real hay un estado de atención sensorial y tensión motora extremada, al que denominamos disposición a la angustia. De éste estado se desarrollaría la reacción de angustia.
La angustia neurótica la observamos en tres diversas circunstancias: primera, como angustia general, libremente flotante, esto es, como angustia expectante, por ejemplo, en la neurosis de angustia tipica. Segunda, fijamente vinculada a determinadas representaciones en las llamadas fobias, en las cuales podemos reconocer todavía una relación con un peligro exterior pero desmesuradamente exagerada la angustia ante el mismo. Tercera, la angustai propia de la histeria y otras formas graves de neurosis, que surge sin fundamento visible en un peligro exterior. Entonces, ¿qué se teme en la angustia neurótica? Nuestras investigaciones nos han hecho llegar a conclusiones importantes. Guarda relación con la economía de la libido en la vida sexual. La causa mas común de la neurosis de angustia es la excitación sexual frustrada. Cuando una excitación libidinosa es provocada, pero no satisfecha, no utilizada, en lugar de esta libido desviada de su utilización surge la angustia. Esta libido insatisfecha se transforma directamente en angustia.
La angustia de muchas mujeres histéricas ( también hombres ) es debida al proceso de la represión. Cuando aparece una idea sexual que ha de ser reprimida, junto a la idea hay una carga de libido sexual ligada. Mediante el mecanismo de la represión, la idea sexual experimenta una deformación hasta resultar irreconocible pero el montante o la carga de libido sexual insatisfecha, queda transformado en angustia.
A lo largo de nuestras investigaciones, hemos notado una importante relación entre el desarrollo de angustia y la producción de síntomas. Así por ejemplo, el enfermo de agorofobia, comienza su historia de síntomas con un acceso de angustia en la calle. Este acceso se repetiría cada vez que volviera a salir de casa, por tanto el sujeto crea el síntoma de la agorofobia, al que podemos llamar también como una inhibición, una limitación funcional del yo y así se ahorraría el ataque de angustia.
En los actos obsesivos, comprobamos que si impedimos al enfermo llevar a cabo su ceremonial de limpieza, es presa de un estado de angustia intolerable. Entonce, los síntomas se crearían para evitar la explosión del estado de angustia.
Lo que inspira temor, es claramente, la propia libido. La diferencia con la situación de la angustia real, está en dos extremos: en que el peligro es un peligro interior en lugar de uno exterior y en que no es conscientemente reconocido. En las fobias vemos claramente cómo este peligro interior es transformado en un peligro exterior, o sea, cómo la angustia neurótica es transformada en aparente angustia real. Supongamos, por ejemplo, que el enfermo de agorofobia teme las tentaciones sexuales que en él despiertan las personas que encuentra en la calle. En su fobia, lleva a cabo un desplazamiento y lo que en ella teme es una situación exterior. La ventaja que ello le representa es, su creencia de que así ha de serle más fácil protegerse. De un peligro exterior puede uno selvarse con la fuga, en cambio, la tentativa de fuga ante un peligro interior es dificil de llevarse a cabo. La angustia es, como un estado afectivo, la reproducción de un antiguo suceso peligroso. Nace de magnitudes de libido sexual que se han hecho, en algún modo inutilizables y también del proceso de la represión.

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