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domingo, 20 de septiembre de 2015

¿QUÉ ES UN PADRE? (2)


No debemos confundir al  padre simbólico - lo que el niño cree que es un padre -  con  el padre real - el hombre  con el que convive él y  su madre .
Su modo de intervenir   debe ser  mediante  la palabra,  única forma  efectiva de educar y de prohibir.
El fundamento sobre el que se asienta el  respeto al padre está muy cercano a  la  noción  del temor a Dios. Temer  al padre no es lo mismo que tenerle terror. El miedo – a perder su amor -  es necesario para que,   en el niño se establezca el respeto a las normas y al orden   para que esto suceda,  el padre  también debe estar sujeto a la  Ley .
El padre debe ser tolerante pero no permisivo con las transgresiones infantiles. Debe ser justo y  señalar el límite  entre lo que está bien y lo que está mal. Cuando el padre marca  o actúa ante un comportamiento no pertinente  del niño,  LA MADRE NO DEBE INTERVENIR BAJO NINGUN CONCEPTO. Siempre es  preferible  que le muestre  algo de miedo - aunque pueda parecer un poco  excesivo- que una falta de respeto y credibilidad  ante una prohibición efectiva.
Algunas madres discuten  continuamente lo que es o no es justo  con respecto al modo en que el padre lleva adelante la educación de  sus  hijos. Eso va a depender  del concepto de padre que,  como hija,  haya construido la propia madre.  Si piensa que fue injustamente corregida por él,   podemos asegurar - salvo que  encuentre  un hombre  con el concepto de padre como  portador de la Ley muy bien instalado  – que  no aceptará ninguna intervención  en materia educativa sin cuestionarla por parte del padre de su hijo.
En cambio, si  tuvo un padre muy permisivo, lo más probable es que tienda a no tomar en consideración las enseñanzas que el padre intente impartir en dicho  proceso.
 Lejos de lo que habitualmente se cree, no es contraproducente  para el niño sentir cierto temor  al padre pues  eso será la base del futuro respeto a la sociedad y a sus miembros.
 El respeto al padre es el fundamento sobre el cual se va a desarrollar el sentimiento de la propia  seguridad  personal.
Al contrario de lo que muchos  piensan, debemos señalar que el temor al  padre no es  causa de ningún trauma infantil ni  produce inseguridad alguna. Mas bien, las  inseguridades  se generan  cuando todo le está permitido al niño.  
La experiencia nos enseña que cuando la familia  permite o da por bueno cualquier comportamiento de uno de sus integrantes, esta falsa  seguridad  creada dentro del hogar  va a chocar, tarde o temprano,  con lo que se espera de él cuando  sale al mundo exterior. La realidad termina por  poner las cosas en su sitio, porque muestra que NO TODO  está permitido y que las normas sociales existen para el buen funcionamiento del mundo.
Por regla general,  los niños muy caprichosos o excesivamente  consentidos durante la infancia  son los que mas sufren a la hora de  la adolescencia y en la vida adulta. Son niños educados  por  padres que no les han impuesto un  límite. Han recibido  - material y afectivamente – en demasía y les han sido permitidas todas sus actitudes y conductas. Al  crecer y verse  obligados a salir de este ámbito, el choque es brutal cuando  comprenden que el mundo NO ES TAN GENEROSO como su familia y que en la vida real, conseguir las cosas necesarias  y  el respeto de las personas, requiere un trabajo continuo, algo a lo que no estaban acostumbrados  dentro de su entorno.  Por todo lo cual, su  nivel de frustración y de infelicidad se acentuará con el paso de los años.

Al revés  de lo que pensamos: si al niño se le enseña a aprender  a tolerar las frustraciones materiales y afectivas que se generan en   todo proceso educativo, se hará mas  precavido y respetuoso cuando crezca y tenga que  enfrentarse a las diversas situaciones que la propia vida le vaya deparando. (CONTINUARÁ)