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martes, 3 de enero de 2012

RECHAZO SEXUAL


Acude a consulta una pareja. Refieren estar a punto de separarse. Tienen discusiones continuas, se faltan el respecto y ya no mantienen ningún tipo de relaciones sexuales. El problema se inició porque tras tener el primer hijo, durante los dos primeros años, la mujer se centró en el niño y reconoce haber dejado en segundo lugar a su marido. El le reprocha que  no tienen relaciones sexuales desde hace mucho. Ella al principio lo achacaba a que estaba preocupada por el niño pero reconoce que no siente ningún deseo por su marido aun sabiendo que lo ama. El análisis de la situación mostró que la mujer tenía más deseo de tener un hijo que el de tener marido y una vez conseguido su deseo, el interés por su marido se desvaneció. Proveniente de una familia de moral estricta, en su infancia las cuestiones sexuales siempre fueron censuradas y nunca fue bien visto que una mujer tuviera otros deseos que el de ser madre. Su fuerte moral, había impedido el desarrollo de una sexualidad femenina normal, de ahí el rechazo por las relaciones sexuales cuando estas tenían que ver con el placer sexual. Su rechazo al hombre era un claro síntoma histérico. El asco y la repugnancia que le ocasionaba su marido era una manifestación de su sexualidad reprimida, es decir, ella lo deseaba pero su moral lo rechazaba, hasta el punto que estaba dispuesta a separarse antes que ceder a su moral. Durante su matrimonio, enfermó varias veces de síntomas histéricos: vómitos, insomnio, alergias en la piel que indicaban en todo momento un mecanismo defensivo frente a sus propios deseos sexuales y hacia los de su marido. Llegó a necesitar hospitalización debido a la pérdida de peso que tuvo como consecuencia de su dificultad para ingerir alimentos. Todos aquellos síntomas eran un desplazamiento de no poder admitir el comercio sexual con su marido.