Está demostrado que la mejoría de las personas que
acuden a hacer psicoanálisis mejoran espectacularmente todos los aspectos de su
vida gracias al autoconocimiento de sus procesos internos. El método
psicoanalítico a la vez que produce autoconocimiento, produce
autotransformación. Lo cual quiere decir que ser atravesado por la experiencia
de llevar a cabo un psicoanálisis supone construir nuevas estructuras anexas a
las ya existentes. Si realmente es así de efectiva la terapia del
psicoanálisis, todas las personas que quisieran mejorar su calidad de vida
deberían acceder a este tipo de terapia. Sin embargo, nos encontramos con
obstáculos al conocimiento producidos desde las propias estructuras narcisistas
de la personalidad. No es fácil dejarse enseñar, educar, modificar hábitos,
costumbres y formas de pensar que nos han acompañado durante muchos años de
nuestra vida. Modificar la forma de pensar supone entrar en una encrucijada de
la cual sólo es posible salir volviendo a negar, es decir, si entramos en el concepto
de negación, nuestro propio yo se opone al cambio ya que modificar los hábitos
de nuestra vida nos lleva a replantearnos nuestras relaciones, nuestros amores
y nuestra economía. Pensamos sobre bases ideológicas familiares y sociales muy
determinadas. Las relaciones de pareja, el amor y hasta el modo de producir el
dinero tiene una base ideológica que nos ha sido transmitido. Crear una forma
nueva de pensar, nos llevaría a abandonar antiguas formas de pensamiento.
¿Quién está dispuesto a hacerlo? Solo aquel que toma conciencia del tiempo de
su vida. El ser humano vive de manera atemporal, tiene la capacidad de
autoengañarse, de no querer ver más allá de su límite temporal. Este autoengaño
es con el que nos encontramos en muchas de las personas que aun sabiendo que se
encuentran mal prefieren mantenerse en dicho malestar a modificar su forma de
pensar porque tendría que cambiar aspectos de su realidad. El bienestar y el
malestar son dos conceptos fundamentales en psicoanálisis que guardan relación
con la quietud o la inquietud. Para cambiar hay que tener la inquietud de
querer cambiar. Aquellos que no lo hacen aun sabiendo que pueden hacerlo suelen
tener una especie de melancolía al cambio que les hace conformarse con lo que
no tienen, viviendo limitados, resignados a su manera de ser y de vivir.
Posibilidades las hay para todo el mundo. El cambio sólo puede acontecer
con un trabajo y atravesando un estado
de malestar que puede llegar a hacerse doloroso. Hay personas que sienten dolor
cuando descubren como son. Reconocen que todos sus males están determinados
desde su forma de ser o haber sido. Esta herida que se produce cuando nos
conocemos, puede llegar a ser dolorosa. ¿Pero no sería mejor pasar por un
momento de malestar que estar toda la vida negando y autoengañándonos? La
verdad, tarde o temprano acaba dando su cara. Podemos lanzar balones fuera,
negar, engañarnos, culpar a los otros pero ¿hasta cuando? El narcisismo, cuando
es infantil es un obstáculo al cambio, al crecimiento. Nadie tiene la verdad,
nadie tiene todo el conocimiento de sí mismo. Nacemos sobre una ideología que
limita nuestra forma de vivir. El miedo, la angustia son limitantes, hacen que
la persona tenga miedos imaginarios, a lo que no pasó pero viviendo como si
fuera a pasar. Todo esto, son obstáculos al cambio. Deberíamos por lo tanto, en
primer lugar, dudar de nosotros mismos y muchos más, de nuestra forma de pensar
y de sentir. Si no nos va bien, mejor pensar qué tengo que ver, en lo que me
sucede.
domingo, 2 de marzo de 2014
HERRAMIENTAS PARA SER MAS FELIZ. EL AUTOENGAÑO
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