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sábado, 29 de diciembre de 2012

terapia de pareja

martes, 11 de diciembre de 2012

YA ESTÁ A LA VENTA EL LIBRO " LA TIRANÍA DE LOS SENTIMIENTOS"





"Este libro es la llave de acceso a la parte más oculta y profunda de tu personalidad: el inconsciente. Si tus sentimientos te traicionan, te hacen sufrir, enfermar y ser infeliz, aquí tienes las claves del entendimiento del origen y sentido de todos tus padecimientos, así como el modo de gestionar tus emociones.

En sus páginas tiene el fruto de veinte años de trabajo sobre mas de mil quinientos pacientes, cuyo sufrimiento era provocado por la tiranía de sus sentimientos.
Si toleras las verdades que hay en él escritas, habrás comenzado su psicoanálisis y posiblemente no serás la misma persona después de leer y meditar este libro. Pero si niegas sus palabras, seguirás siendo víctima de la tiranía de tus propios sentimientos."
De venta en: www.editorialgrupocero.com

martes, 6 de noviembre de 2012

LA MEJOR TERAPIA DE PAREJA


Si estás buscando una buena terapia de pareja, recurre a un psicoanalista, ya que el psicoanálisis estudia la sexualidad del hombre y de la mujer desde la parte inconsciente de la personalidad. Esto quiere decir que las relaciones de pareja están tocadas por mecanismos inconscientes donde la ideología familiar y social, determinan el modo de relacionarse una pareja. Desde el psicoanálisis se estudia que es la mujer con su sexualidad la que dirige la relación de pareja. Cuando hablamos de mujer y hombre, debemos hablar en relación al goce, entendiendo por goce el grado placer y displacer que producen las relaciones humanas. La mujer tiene una sexualidad determinante, ya que el goce en ella está tocado por la moral imperante. Esto quiere decir que la propia mujer es quien se censura a veces, lo mismo que el hombre, que ante una sexualidad abierta, exuberante, es capaz de reprimirla a ella porque el goce femenino produce cambios en la sexualidad masculina. El hombre tiene intolerancia al goce de la mujer y no tolera verla gozar, ya que según Freud, el complejo de Edipo en el hombre (relación de amor y odio que todo hombre tiene con su madre) determina el modo de relacionarse de él con ella. La mujer se tiene que dar cuenta, que para hombre, es antes el concepto de madre que mujer, por lo tanto, el hombre en toda mujer busca mas una madre que una mujer porque realmente, él no sabe qué es una mujer. De hecho, cuando las parejas comienzan a darse cuenta, en especial el hombre, que la mujer tiene sexualidad, que habla, que desea, que goza, que ambiciona, surge una intolerancia a “esa mujer” que cuando aparece, él puede llegar a rechazarla por intolerancia a un goce que él no controla pero que sobre él produce transformación. La mujer, por amor, suele someterse y también por goce sexual. Si ella se somete, le hace creer a él que es de su pertenencia y ya entramos en las patologías de la pareja. No es bueno someterse, para mantener el amor del otro porque mas tarde o mas temprano, del sometimiento se pasa al maltrato. ¿Y porqué maltrata el hombre a la mujer? Porque no acepta que hay en ella un ser deseante, una mujer humana, un ser mortal. Esto quiere decir que el reflejo del goce femenino, al hombre le hace darse cuenta que ese goce lo poseen las mujeres, de manera que si su mujer goza, su madre también gozó. Por normal general, cuando el hombre tiene un apego grande a la madre y no ha logrado resolver cierto enamoramiento inconsciente hacia la misma, esto tiene consecuencias en sus relaciones de pareja. Los maltratadores, absolutamente todos tiene un COMPLEJO DE EDIPO muy exacerbados. Son hombre que tienen un fuerte enamoramiento hacia la madre pero ellos no lo saben y toda la agresividad que tienen acumulada desde su mas tierna infancia hacia la madre por haber tenido relaciones sexuales con el padre, la descargan sobre la mujer. Por eso que cuanto mayor es el complejo de Edipo en el hombre, mayor es la posibilidad de que en la pareja, haya problemas. 

lunes, 8 de octubre de 2012

INTRODUCCION DEL LIBRO ( de inminente publicación ) ¿ COMO GESTIONAR LAS EMOCIONES ?


Todos los pensamientos que aparecen en nuestra conciencia, tienen un sentido inconsciente por muy incongruentes y faltos de sentido que nos parezcan. A veces, llegamos a sentirlos como extraños y ajenos a nuestra manera de ser, pero tienen su propio significado. Nos sorprendemos de nosotros  pensando o deseando cosas ilógicas o desagradables hacia nuestra pareja, familia, hijos, amigos y  nos  sentimos mal y hasta culpables por la crudeza de los mismos
¿Cuando me peleo con mi pareja, un familiar, un hijo, un amigo o un compañero y me vienen pensamientos o deseos de matarlo, es que realmente quiero matarlo? ¿Si siento un deseo sexual hacia mi compañero de trabajo eso significa que ya no quiero a mi novio o marido? ¿Por qué mi pareja me maltrata y a pesar de ello le sigo queriendo?
Los sentimientos pueden llegar a ser tiránicos, esclavizándonos a una manera de sentir o pensar que nos provoca malestar y deterioro personal.
El ser humano es ambivalente, en él existe la posibilidad de crear y destruir, de amar y odiar, porque en nosostros  anida la capacidad de crear vida pero también  producir la muerte.
Son los científicos quienes inventan una máquina para detectar el cáncer pero también son los que inventan armas de destrucción masiva.
La misma persona a la que amaba cuando estaba enamorado, es la  que ahora odio. Creemos poder controlar nuestros sentimientos, pero son ellos quienes nos controlan a nosotros.

NO LO OLVIDES. Cuando el odio, el amor, los celos, la envidia, la soberbia, el narcisismo, la arrogancia, la pereza, la infidelidad etc… nos crean malestar porque son más fuertes que la razón, estamos siendo víctimas de la tiranía de nuestros sentimientos.

Treinta años de estudios, sobre más de cincuenta mil pacientes, nos permiten afirmar que los trastornos y desequilibrios emocionales que padecemos son el resultado de un conflicto psíquico moral, entre la razón y la parte inconsciente amoral de la personalidad.
Pensamientos, deseos, afectos, sentimientos, emociones que aparecen en la conciencia y no comprendemos su sentido, pueden ser causa de conflicto, desequilibrio, alteración y perturbación que acaban enfermando la conciencia.
Aparte de las necesidades económicas, tenemos necesidades afectivas, emocionales y sexuales satisfechas, pudiendo sufrir tanto por exceso como por defecto. Uno puede sentirse mal cuando ama pero también cuando le falta el amor. Cuando amamos a una persona, se puede sufrir por la aparición de los celos, pero no amar a nadie para no sentir celos, también puede ser doloroso.
En apariencia, sabemos lo que queremos a nivel emocional y sin embargo, no siempre lo logramos.  ¿Por qué se me repiten los  mismos problemas con el amor,  el trabajo, la familia o los amigos?
El psicoanálisis ha descubierto que lo que queremos conscientemente, a veces, no coincide con lo que deseamos inconscientemente.

DIFICIL DE ACEPTAR. Tanto lo  que tenemos  como lo que nos falta en la vida, es producto de  nuestros deseos inconscientes.
Pero ¿cómo voy a querer o a desear a una persona que me hace daño? ¿Por qué continuo en un trabajo dónde me explotan? ¿Por qué las personas que mas quiero son las que peor me tratan? ¿Por qué siempre me engañan o me traicionan las personas que quiero?

La respuesta está en uno mismo. Por increíble que parezca, todos tenemos necesidades  que son del orden del dolor, del masoquismo, del sadismo y de la perversión, las cuales, pueden llegar a convertirse en una forma de vivir.
Las relaciones tortuosas a medio y largo plazo y que nos producen dolor, pueden crearnos hábito y dependencia emocional hacia la persona que nos lo inflige. Es una drogodependencia emocional que aún haciéndonos daño, la necesitamos para vivir.

MUY IMPORTANTE. El dolor, el amor, el sadismo, el masoquismo, el odio, la venganza, los celos y los deseos sexuales perversos e insatisfechos pueden  convertirse en  una forma de vivir para muchas personas.
 CASO CLÍNICOAcude a consulta una pareja de 49  y 45 años de edad. Dicen querer separarse tras llevar más de 18 años de convivencia. Su vida matrimonial y de pareja ha sido un infierno. Se han peleado y separado varias veces pero una fuerza poderosa y extraña les lleva a unirse de nuevo. La última vez, él la agredió físicamente a ella, tuvieron un juicio rápido y a él se le prohibió la cercanía al hogar. Dos días después su mujer lo llamaba para que volviera a pesar de la orden policial existente. Tras un mes de luna de miel, vuelven a agredirse y esta vez, ella lo denuncia por violación. Vuelven a juzgarlo a él y esta vez lo encarcelan. Al mes y medio, ella retira toda denuncia y cargos contra él para que le suelten de la cárcel. El Juez, cansado de tanta neurosis, pide una valoración psicológica que pone al descubierto la existencia de una relación de pareja sadomasoquista. El hombre proyectaba sobre su mujer la relación amor odio que tuvo con su madre y la mujer proyectaba la relación amor odio que vivió con su padre. Tras dos años de tratamiento, han encontrado nuevas formas de goce que no tienen que ver ni con el sadismo ni con el masoquismo.

¿Quién no ha sentido odio y rencor por una persona querida y no poder separarse de ella?
¿Has sentido alguna vez culpa por desear a otras personas que se hallaban comprometidas?
¿Quién no sueña con lograr una mejor posición económica aunque para ello tenga que traicionar sus ideales o creencias?
¿Cuántas veces has sentido culpa por desear el mal a una persona?
¿Cuántas veces hubieras dado rienda suelta a todos tus deseos y pasiones sexuales si tu moral reprimida no te lo hubiera impedido?
Las personas tenemos deseos y necesidades afectivas, emocionales y sexuales que nos gustaría satisfacer pero las silenciamos por vergüenza, ya que nuestra moral, nuestra ideología personal o familiar nunca la aceptaría.
Los conflictos entre la moral y ciertos deseos inconscientes, son causa de la mayoría de los trastornos mentales. En la  depresión, el trastorno obsesivo, la ansiedad, los ataques de angustia, la impotencia,  la frigidez, la eyaculación precoz, la bulimia, la anorexia, etc,  encontramos un conflicto emocional o sexual inconsciente con la moral sin resolver.
El yo -la conciencia-, se halla entre  el mundo de la realidad y el mundo interior inconsciente. Estamos sometidos constantemente a tentaciones que ponen a prueba la fortaleza de nuestra moral y de nuestra ética. A veces sucumbimos a nuestras tentaciones y otras veces las reprimimos. Sin embargo, todo lo reprimido permanece latente en el inconsciente pudiendo retornar de manera inesperada en la conciencia y provocar conflicto y malestar.
De ahí que muchas de las actuaciones o formas de comportamiento del ser humano, son conductas de evitación para no tener el conflicto que producen la aparición de sentimientos, deseos y afectos contrarios a nuestra educación y a nuestra moral y ética.





CASO CLÍNICO. Mujer muy guapa de cara, de 28 años pero bastante obesa. Sufre de ataques de angustia y ansiedad que la hacen desmayarse en público y acudir a urgencias. No puede dejar de comer. Ha intentado varias veces ponerse a régimen y cada vez que logra llegar a su peso ideal, le aparece un estado de nerviosismo que la lleva de nuevo a engordar. El caso fue diagnosticado de histeria. Esta mujer, cada vez que adelgazaba provocaba auténticas pasiones entre los hombres de su trabajo y ella se daba cuenta pero no quería verlo porque se le despertaban  ciertos deseos sexuales intolerables para su conciencia que le hacían rechazar de manera inconsciente su estado actual de belleza. La única manera de no llamar la atención de los hombres era engordando y deformándose, pero aún así, no podía evitar la aparición de deseos sexuales que le producían un verdadero conflicto moral en su conciencia, cuya represión se manifestaba en ataques de angustia y ansiedad.

CASO CLÍNICOJoven de 18 años, hijo único con dependencia emocional  a una madre rígida y desapego a un padre insignificante. Presenta fracaso escolar y desde hace unos meses, miedos, angustia, ansiedad que al psicoanalista le hace pensar en un terror virginal a las mujeres aún deseándolas. El psicoanálisis descubre la existencia de un Complejo de Edipo (enamoramiento hacia la madre). Cada vez que aparecían los ataques de angustia, al padre le echaban de su cama y el hijo ocupaba su puesto junto a la madre. El joven reconoció que la cercanía del cuerpo de la madre le despertaba “cierto picor genital “. La madre padecía de una neurosis donde negaba inconscientemente que su hijo había crecido y seguía dándole un trato infantil. Para no herir sus sentimientos, de manera sutil y cuidadosa se le aconsejó que no se volvieran a meter en la cama al hijo a pesar de que este se angustiara. Actualmente el joven está más tranquilo y va aprobando alguna asignatura.


CASO CLÍNICO. Santi y Pepa, ambos casados con sus respectivas parejas, se conocieron hace un año en la misma empresa. En el breve espacio de un mes, se desarrolló una intensa amistad que llamó poderosamente la atención a sus compañeros de departamento. De la noche a la mañana comenzaron a llevarse mal y a discutir hasta el punto que fueron separados por el mal rollo que producían. La Jefa de Recursos Humanos, psicóloga y con formación psicoanalítica pudo darse cuenta (por una experiencia personal similar)  que entre Santi y  Pepa  se habían  despertado de unos sentimientos y una pasión desaforada que ninguno de los dos toleró y al ver la posibilidad de una cercana satisfacción, para no caer en la tentación de una infidelidad conyugal,  tuvieron que poner freno a sus sentimientos a través de la pelea y la discusión. Pero la Jefa de Recursos Humanos sabe que aunque se lleven mal y estén separados por varios biombos, se siguen deseando.


INCREIBLE, PERO CIERTO. Si te llevas demasiado bien con una persona y la relación se tuerce repentinamente hasta acabar en discusión o pelea puede ser debido a la aparición entre vosotros de deseos amorosos o sexuales intolerables para la moral y la conciencia.


A TENER EN CUENTA. Muchos casos de mobbing,  lo que esconden es una pasión amorosa o sexual que se desarrolla inconscientemente  entre las personas y a su vez se reprime de la conciencia por ser contraria a la moral de la persona.


CASO CLÍNICOImportante Empresa Nacional. Empleada deprimida y de baja desde hace varios meses. Acusa de mobbing a su Jefe, hombre austero, seco, distante y de pocas palabras. Él reconoce que ella le pone nervioso y ella reconoce que él la pone nerviosa. Ambos son dos nerviosos. Cada vez que se juntan para trabajar, saltan chispas. Tras dos meses de couching emocional con él, se descubre la existencia de un deseo sexual inconsciente de carácter sádico que le despierta su empleada cuando ésta muestra su carácter infantil y rebelde. La empleada refiere haber sufrido el carácter violento y machista de su padre muerto hace dos años. A pesar del trato recibido, le quería y  su muerte le ocasionó una profunda melancolía no superada actualmente.  Mediante un complejo mecanismo de identificación, desplazamiento y proyección, la empleada puso a su Jefe en el lugar del padre muerto, de manera que volvieron a activarse en ella la ambivalencia de sus sentimientos hacia su padre: amor y odio.
El carácter de su Jefe se le hacía intolerable ya que lo amaba por recordarle al padre muerto pero a su vez lo odiaba porque despertaba en ella un sentimiento de amor prohibido. El caso del “supuesto mobbing “se resolvió cuando ella pronunció la frase: “no te vayas a creer que estoy enamorada de mi Jefe (o sea, de mi padre)“

lunes, 30 de julio de 2012

CUANDO EL SEXO ASUSTA

Podemos afirmar que las parejas que acuden a terapia, tienen dificultades con el amor y con el sexo. La genitalidad propiamente dicha, es del orden del encuentro con el cuerpo. Podemos afirmar que el sexo en sí no sirve para nada, es decir, es del orden del goce y el goce no deja huella. Sin embargo, cuando el sexo provoca malestar, angustia, rechazo, sensación de obligación, es porque ya tiene una función que cumplir. El sexo tiene que ver con una entrega donde las posiciones de masculino y femenino juegan un papel fundamental para el hombre y para la mujer. La posición masculina tiene su equiparable a la posición activa, aunque la pasividad require una gran actividad. Lo interesante es que cuando ella tiene un papel muy activo es capaz de provocar en el hombre alguna inhibición. Nuestros estudios en más de quinientas parejas, nos ha mostrado que el goce de la mujer no tiene comparación con el del hombre, también es cierto que es un goce más efímero del cual ella se olvida pronto. Sin embargo, semejante actividad en una mujer, puede llegar a asustar al hombre porque sabe que hay un orden del goce en ella inconmensurable, de dificil captación. La intolerancia al goce de la mujer, puede llevar al hombre a rehuir las relaciones sexuales, de ahí que muchas mujeres no muestran su deseo de una manera abierta porque podrían asustar al hombre. De manera que suelen silenciar sus orgasmos, sus gemidos porque sabe que si se muestra como ella quiere, puede provocar algún tipo de inhibición en él. En la impotencia masculina o en la eyaculación precoz, se puede ver la intolerancia que el hombre tiene al encuentro con el cuerpo de ella. El impotente o el eyaculador precoz, bien pueden ser tímidos machos que se retiran a tiempo porque no toleran el goce de ella, marchándose pronto de la escena para no plantearse la relación que ellos tienen con el goce de la mujer. Pero no sólo el impotente o el eyaculador precoz pueden ser tímidos machos, también puede esconder un sadismo masculino: él la deja a ella sin gozar o cuando está a punto de gozar, él eyacula o tiene una atenuación de la erección, dejándola a ella insatisfecha. Estos, son los refinamientos civilizados del sadismo: en vez de golpearla, la deja insatisfecha. En todas las patologías o dificultades sexuales dentro de la pareja, hay que analizar en profundidad, la relación que tanto ella como él tienen con su propio cuerpo. La mujer que no puede gozar de su vagina, es porque todavía no la ha conquistado. Estudios psicoanalíticos demuestran que la vagina de muchas mujeres pertenecen aún en edad adulta más a la madre que a ella mismas. No es fácil para una mujer conquistar su propio cuerpo para el goce. Sucede cuando ella ha conquistado una libertad moral conr especto a la educación materna. La moral, es inconsciente, de manera que la mujer, puede estar reproduciendo la sexualidad de la madre, sin darse cuenta, de manera que cuando se acuesta con le hombre hay un cuerpo que no siente y es el suyo, porque su cuerpo, sigue siendo de la madre. El psicoanálisis desvela estas tramas inconscientes, dentro de las cuales, están atrapadas las parejas. Un psicoanálisis de pareja debe analizar todos y cada uno de los fantasmas familiares que conviven dentro y fuera de la pareja. Si el sexo es un problema, es porque entre el hombre y la mujer - esto también es válido para las parejas homosexuales- entre ellos hay una moral impeditiva contraria al encuentro de ellos dos.

martes, 3 de enero de 2012

RECHAZO SEXUAL


Acude a consulta una pareja. Refieren estar a punto de separarse. Tienen discusiones continuas, se faltan el respecto y ya no mantienen ningún tipo de relaciones sexuales. El problema se inició porque tras tener el primer hijo, durante los dos primeros años, la mujer se centró en el niño y reconoce haber dejado en segundo lugar a su marido. El le reprocha que  no tienen relaciones sexuales desde hace mucho. Ella al principio lo achacaba a que estaba preocupada por el niño pero reconoce que no siente ningún deseo por su marido aun sabiendo que lo ama. El análisis de la situación mostró que la mujer tenía más deseo de tener un hijo que el de tener marido y una vez conseguido su deseo, el interés por su marido se desvaneció. Proveniente de una familia de moral estricta, en su infancia las cuestiones sexuales siempre fueron censuradas y nunca fue bien visto que una mujer tuviera otros deseos que el de ser madre. Su fuerte moral, había impedido el desarrollo de una sexualidad femenina normal, de ahí el rechazo por las relaciones sexuales cuando estas tenían que ver con el placer sexual. Su rechazo al hombre era un claro síntoma histérico. El asco y la repugnancia que le ocasionaba su marido era una manifestación de su sexualidad reprimida, es decir, ella lo deseaba pero su moral lo rechazaba, hasta el punto que estaba dispuesta a separarse antes que ceder a su moral. Durante su matrimonio, enfermó varias veces de síntomas histéricos: vómitos, insomnio, alergias en la piel que indicaban en todo momento un mecanismo defensivo frente a sus propios deseos sexuales y hacia los de su marido. Llegó a necesitar hospitalización debido a la pérdida de peso que tuvo como consecuencia de su dificultad para ingerir alimentos. Todos aquellos síntomas eran un desplazamiento de no poder admitir el comercio sexual con su marido.