Mi experiencia como terapeuta de parejas, tras 23 años de práctica clínica, junto a los estudios de
investigación realizados, hace concluir que las parejas están mas preparadas
para reproducirse que para formar una pareja. Cuando hablamos de formar una
pareja, hablamos de construirla. Llama poderosamente la atención a los que
quedan reducidos ciertos hombres y ciertas mujeres tras un tiempo de
convivencia. Observamos un empobrecimiento absoluto del amor, del deseo,
descartando cualquier posibilidad de futuro que no sea un dejarse llevar por lo
años hasta envejecer o morir en el anonimato. Tras la reproducción he observado
que toda la energía de la pareja se concentra en ver crecer a los hijos, hasta
la llegada de la adolescencia o primera edad adulta donde estos comienzan a
salir o independizarse. Momento en el cual, esos padres que cada vez lo van
siendo menos, comienzan a enfrentarse a otros espacios, otros tiempos donde el
vacío de los hijos, les enfrenta a ver mejor al otro y a sentirse a veces como
desconocidos. Son esos momentos de reflexión donde ese hombre y esa mujer se
preguntan acerca de los años vividos y de los años por vivir. Un vacío que les
hace mirarse fuera de la pareja. El mira, ella mira. Se busca el deseo y el
amor a veces en otros. La pareja necesita de estímulos externos para continuar,
aunque dicha búsqueda proporcione cierta culpabilidad moral.
Es fácil ver cómo ambos
quisieran regresar, encontrar lo no vivido, satisfacer múltiples fantasía no
llevadas a cabo. La pareja cumplió con su papel reproductor y ahora dónde
quedan ellos.? No hay pareja que no se haya hecho esta u otra reflexión con
respecto a lo que significa el tiempo de su vida. Hay una verdad y es la
temporalidad, lo que termina. Las personas valoramos mas el tiempo cuando la
juventud afloja y asumimos que lo que no sea vivido jamás podrá serlo.
Reflexiones que no pueden hacerse en voz alta, es decir, la pareja no sabe cómo
hablarlo porque suele ocurrir que ciertas cuestiones no saben expresarse sin
originar agresividad o celos en el otro. Los caminos de la palabra siempre son
los más cercanos a nuevas posibilidades. Se puede ser optimista y vivir cada
etapa de la vida bajo nuevos deseos y nuevos amores dentro de la pareja. La cuestión
es si se puede construir una pareja nueva con los restos de la anterior.?
(continuará)
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