Existen dos tipos de odio, uno real hacia la
persona que nos ha provocado o infligido un daño físico o moral y aquel otro
que llamaremos odio neurótico, que no es real y supone una reacción narcisista
ante la actuación del otro, que cuando es contraria a la forma subjetiva de
pensar o sentir, es vivido como una ofensa a nuestro yo.
Para el psicoanálisis, amor y odio son la cara y
cruz de la misma moneda. El odio verdadero suele estar justificado la mayor
parte de las veces. Sin embargo, el odio neurótico que aparece ante una
separación o ante un abandono, sigue siendo amor que no puede ser reconocido ni
aceptado como tal y se manifiesta como odio para encubrir el amor o deseo que
existe hacia la persona que produce la ofensa narcisista.
La barrera que separa uno del otro es prácticamente
inexistente, porque el odio es una reacción al amor y al deseo que se siente
hacia el otro pero de una manera no admitida.
NO LO OLVIDES. El odio es la
manifestación de un “no re- conocimiento de nuestros propios deseos que se nos
despiertan frente al otro”. La fórmula del odio sería: “Te odio para no reconocer
que te amo y te deseo aún sufriendo”.
Sentimos odio hacia una persona que nos inflige
daño y sin embargo no podemos separarnos de ella. ¿No será que tras ese daño
hay un goce masoquista que no acepto y mi moral me hace odiar a la persona que
me hace gozar?
NO LO OLVIDES. Con los ojos
vendados, hasta tu peor ene- migo puede hacerte gozar.
MUY IMPORTANTE. De
ahí que odiar al otro, responsabilizándole de mi dolor es para no reconocer que
el otro obedece a la satisfacción de ciertos deseos inconscientes, no admitidos
por mi moral ni por mi conciencia. Dentro de una pareja, para que uno se
imponga, se necesita previamente el consentimiento del otro. Desde una
infidelidad hasta el maltrato físico o psíquico, siempre tiene que haber un
consentimiento por parte del otro.
RECUERDALO. El
amor se transforma con mayor facilidad en odio, cuanto más fuerte es el
sentimiento de posesión sobre la otra persona y tiene que ver con la llamada
servidumbre sexual y amorosa en las parejas. La mujer que hace gozar al hombre
y el hombre que hace gozar a la mujer, produce fuertes lazos de dependencia
sobre el otro, hasta el punto donde se creen de mutua propiedad.
La servidumbre puede llegar a ser un verdadero
trastorno dando lugar al llamado trastorno límite de la personalidad.
MUY IMPORTANTE. Solo se odia
cuando se ama.
LAS DIRECCIONES DEL
ODIO
El odio tiene dos direcciones o sentidos: 1. Odio
para separarse del otro.
2. Odio para mantenerse unido al otro.
El odio para separarse del otro, sería
un mecanismo defensivo de nuestro aparato psíquico producido por el instinto de
conservación para mantener la integridad física y psíquica de la persona. La
transformación del amor en odio sirve para ver la realidad psíquica de la otra
persona y valorar si sus cualidades neuróticas son mayores que sus virtudes o
excelencias psíquicas. Cuando hay un desequilibrio importante, la aparición del
odio, posibilita la decisión de la separación.
NO LO OLVIDES. A veces la
única manera de poder separarse del otro es encontrando una causa real para
poder odiarlo.
El odio para mantenerse unido al otro no deja
de ser más que la manifestación latente de un amor o deseo existente en el
inconsciente pero no reconocido. “Ni contigo ni sin ti”, reza el refrán.
Este tipo de odio, es un prejuicio moral ante la
existencia de un amor o un deseo inconsciente no tolerado pero que sirve para
mantener los lazos de unión con el otro e impedir una separación.
El odio es un sentimiento de unión tan fuerte como
el amor y el deseo, de ahí que muchas parejas que se separan odiándose, in-
conscientemente se siguen amando o deseando aunque pase un largo periodo de
tiempo. De hecho, algunas personas, una vez se- paradas, llegan a odiar al otro
durante toda la vida, lo cual hace bastante sospechar.
NO LO OLVIDES. El odio une a
las personas con la misma intensidad que el amor.
RECUERDALO. Denuncias,
reconciliaciones, rencores, obstáculos judiciales a una separación definitiva
pidiendo cosas imposibles de admitir por la otra persona, etc., son las maneras
de manifestar la intolerancia a una separación aún odiándose. De hecho, este
tipo de parejas que se separan con tanto odio tienen serias dificultades para
volver a formalizar una nueva relación de pareja, justificando la decisión
estar solos, en la mala experiencia vivida. Sin
embargo, dicha justificación es la excusa perfecta para no aceptar que de
manera in- consciente, siguen enamorados de su ex pareja.
NO LO OLVIDES. Si tras una
separación odiosa rechazas nuevas relaciones y prefieres la soledad, es que
todavía siguen amando o deseando a tu ex pareja.
CASO CLINICO. Una infidelidad del marido a los 60 años,
hizo que la vida de J y P se convirtiera en un infierno. Durante un año el odio
exacerbado de ella hacia él les llevó a una fuerte discusión mientras conducían
en un viaje a su apartamento de Benidor. Volcaron y el coche comenzó a arder. J
salió del coche y cuando intentó abrir la puerta de P, está delante de él echó
el cerrojo y mirándole con odio le dijo,
“quiero que recuerdes esta imagen toda tu vida.” Y se dejó quemar viva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario