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domingo, 23 de abril de 2017

EL ODIO EN LAS PAREJAS

Existen dos tipos de odio, uno real hacia la persona que nos ha provocado o infligido un daño físico o moral y aquel otro que llamaremos odio neurótico, que no es real y supone una reacción narcisista ante la actuación del otro, que cuando es contraria a la forma subjetiva de pensar o sentir, es vivido como una ofensa a nuestro yo.
Para el psicoanálisis, amor y odio son la cara y cruz de la misma moneda. El odio verdadero suele estar justificado la mayor parte de las veces. Sin embargo, el odio neurótico que aparece ante una separación o ante un abandono, sigue siendo amor que no puede ser reconocido ni aceptado como tal y se manifiesta como odio para encubrir el amor o deseo que existe hacia la persona que produce la ofensa narcisista.
La barrera que separa uno del otro es prácticamente inexistente, porque el odio es una reacción al amor y al deseo que se siente hacia el otro pero de una manera no admitida.
NO LO OLVIDES. El odio es la manifestación de un “no re- conocimiento de nuestros propios deseos que se nos despiertan frente al otro”. La fórmula del odio sería: “Te odio para no reconocer que te amo y te deseo aún sufriendo”.
Sentimos odio hacia una persona que nos inflige daño y sin embargo no podemos separarnos de ella. ¿No será que tras ese daño hay un goce masoquista que no acepto y mi moral me hace odiar a la persona que me hace gozar?
NO LO OLVIDES. Con los ojos vendados, hasta tu peor ene- migo puede hacerte gozar.
MUY IMPORTANTE. De ahí que odiar al otro, responsabilizándole de mi dolor es para no reconocer que el otro obedece a la satisfacción de ciertos deseos inconscientes, no admitidos por mi moral ni por mi conciencia. Dentro de una pareja, para que uno se imponga, se necesita previamente el consentimiento del otro. Desde una infidelidad hasta el maltrato físico o psíquico, siempre tiene que haber un consentimiento por parte del otro.
RECUERDALO. El amor se transforma con mayor facilidad en odio, cuanto más fuerte es el sentimiento de posesión sobre la otra persona y tiene que ver con la llamada servidumbre sexual y amorosa en las parejas. La mujer que hace gozar al hombre y el hombre que hace gozar a la mujer, produce fuertes lazos de dependencia sobre el otro, hasta el punto donde se creen de mutua propiedad.
La servidumbre puede llegar a ser un verdadero trastorno dando lugar al llamado trastorno límite de la personalidad.
MUY IMPORTANTE. Solo se odia cuando se ama.

LAS DIRECCIONES DEL ODIO
El odio tiene dos direcciones o sentidos: 1. Odio para separarse del otro.
2. Odio para mantenerse unido al otro.
El odio para separarse del otro, sería un mecanismo defensivo de nuestro aparato psíquico producido por el instinto de conservación para mantener la integridad física y psíquica de la persona. La transformación del amor en odio sirve para ver la realidad psíquica de la otra persona y valorar si sus cualidades neuróticas son mayores que sus virtudes o excelencias psíquicas. Cuando hay un desequilibrio importante, la aparición del odio, posibilita la decisión de la separación.
NO LO OLVIDES. A veces la única manera de poder separarse del otro es encontrando una causa real para poder odiarlo.
El odio para mantenerse unido al otro no deja de ser más que la manifestación latente de un amor o deseo existente en el inconsciente pero no reconocido. “Ni contigo ni sin ti”, reza el refrán.
Este tipo de odio, es un prejuicio moral ante la existencia de un amor o un deseo inconsciente no tolerado pero que sirve para mantener los lazos de unión con el otro e impedir una separación.
El odio es un sentimiento de unión tan fuerte como el amor y el deseo, de ahí que muchas parejas que se separan odiándose, in- conscientemente se siguen amando o deseando aunque pase un largo periodo de tiempo. De hecho, algunas personas, una vez se- paradas, llegan a odiar al otro durante toda la vida, lo cual hace bastante sospechar.
NO LO OLVIDES. El odio une a las personas con la misma intensidad que el amor.
RECUERDALO. Denuncias, reconciliaciones, rencores, obstáculos judiciales a una separación definitiva pidiendo cosas imposibles de admitir por la otra persona, etc., son las maneras de manifestar la intolerancia a una separación aún odiándose. De hecho, este tipo de parejas que se separan con tanto odio tienen serias dificultades para volver a formalizar una nueva relación de pareja, justificando la decisión
estar solos, en la mala experiencia vivida. Sin embargo, dicha justificación es la excusa perfecta para no aceptar que de manera in- consciente, siguen enamorados de su ex pareja.
NO LO OLVIDES. Si tras una separación odiosa rechazas nuevas relaciones y prefieres la soledad, es que todavía siguen amando o deseando a tu ex pareja.

CASO CLINICO. Una infidelidad del marido a los 60 años, hizo que la vida de J y P se convirtiera en un infierno. Durante un año el odio exacerbado de ella hacia él les llevó a una fuerte discusión mientras conducían en un viaje a su apartamento de Benidor. Volcaron y el coche comenzó a arder. J salió del coche y cuando intentó abrir la puerta de P, está delante de él echó el cerrojo y mirándole con odio le dijo,  “quiero que recuerdes esta imagen toda tu vida.” Y se dejó quemar viva.



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