Acude a consulta una pareja. Llevan juntos toda la vida. Ella
nunca conoció hombre ninguno que no fuera él y él no conoció mujer alguna salvo
ella. Desde hace dos años, viven en permanente discusión. Están insultándose
todo el día. El plantea la separación. Llegan a divorciarse y aunque hay
distancia entre ellos, no pueden separarse. Él sostiene la neurosis de ella por
culpa y ella le da lo que él la pide. Hay una situación de por medio que no
logra cerrarse. No llegan a acuerdos ni en la educación de los hijos ni en la
parte económica. El discurso de los dos es idéntico. Otros especialistas dicen
que cada uno se mantiene en su postura pero el psicoanálisis detecta otra
cosas: ambos mantienen la misma postura para que siga habiendo relación entre
ellos. La separación podría haber sido rápida pero la unión entre ellos muestra
que son dos en uno. Veinticinco años de relación son una construcción que no
puede deshacerse ni en uno ni en dos años. Ella quiere terminar y él también
pero ninguno de los dos puede abandonar la relación que tanto dolor les ha
dado. Cada uno maltrata de si la parte
que ve en el otro. Como un juego de espejos, donde lo que veo en el otro es lo
que soy. Nadie puede intervenir sobre dicha separación porque les es muy
difícil separar en dos lo que es uno solo. Ambos insisten en terminar con la
situación. Sin embargo la insistencia del odio, del rencor hace sospechar que
tras sentimientos tan agrandados es que algo no se quiere abandonar. Ella no
tiene poder, él se lo otorga. El no tiene poder, ella se lo da. Ninguno está
dispuesto a ceder en el goce cuyo dolor lo produce la relación de los dos. Una
mujer así, un hombre así, construidos año tras año, son difíciles de
reemplazar, de ahí que ninguno pueda apartarse de su obra creada. La pregunta
es hasta donde quieren llegar.? Un mas allá del dolor para seguir manteniendo
el dolor. Un alargar la agonía para embargar los próximos años en una fuente de
dolor permanente que les siga proporcionando ese goce. ¿Destrucción? Ante los
ojos de cualquier especialista se hablaría de maltrato, de ruina. Sin embargo,
el inconsciente de las personas, no piensa, no juzga, no calcula. Nadie puede
comprender que lo que él dice querer dejar lo que sigue desando y ella dice no
querer perder lo que tanto odia. Una lectura psicoanalítica, permite el
entendimiento de las crisis de pareja desde otra perspectiva, la perspectiva
inconsciente, donde lo más absurdo, loco o inverosímil, es del orden de lo
posible.
domingo, 24 de agosto de 2014
QUEREMOS SEPARARNOS PERO NO PODEMOS
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar