Freud, ya habla que el niño y la niña, pasan por una fase de identificación a la figura del padre y de la madre. En esa etapa, ocurre la llamada fase del espejo, en la cual el niño ve en la figuras de los padre un modelo a los cuales identificarse. Este estadio, es fundamental para la constitución sexual del niño, porque según el modelo de identificación que se halla producido en él, así será el modo en que vivirá y se relacionará de adulto con el resto de hombres y mujeres. La mujer pasa en primer lugar por una fase de identificación hacia la figura de la madre. En dicha identificacion, no solo quiere ser como ella sino que también desea el objeto de amor de la madre: el padre. Esto la hará rivalizar con ella por el amor y el cariño del padre. Si una niña no logra superar este complejo de rivalidad hacia la madre, en el futuro, nos encontraremos a mujeres que de continuo se están peleando con la madre y la relación siempre es tensa y mala. La causa es una rivalidad no resuelta porque inconscientemente, este tipo de mujeres, siguen amando al padre, de manera que la madre no deja de ser un obstáculo hacia la consecución de su objetivo infantil: conseguir la totalidad del amor del padre.La niña, mas tarde pasa por una fase de enamoramiento hacia el padre, de manera que su deseo queda erotizado por la figura del padre y en su inconsciente, desea tener un hijo con el padre. La no consecución de su deseo, la hace sufrir una enorme decepción y frente a la misma, solo tiene tres opciones: a) volcar su libido sexual hacia los hombres, b) refugiarse en la soledad - de manera que frente a los padres perdura un odio inconsciente para siempre, que se manifiesta en la frase: mis padres nunca me quisieron-, y c) volver de nuevo a la rivalidad con la madre y en su inconsciente seguir amando a su padre. Esta última opción es el origen de la homosexualidad femenina. Toda mujer pasa por ese complejo sistema de identificaciones hacia las figuras parentales, de ahí que la sexualidad femenina en la mujer adulta, constituya un enigma hasta para la propia mujer.
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