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domingo, 2 de marzo de 2014

HERRAMIENTAS PARA SER MAS FELIZ. EL AUTOENGAÑO


Está demostrado que la mejoría de las personas que acuden a hacer psicoanálisis mejoran espectacularmente todos los aspectos de su vida gracias al autoconocimiento de sus procesos internos. El método psicoanalítico a la vez que produce autoconocimiento, produce autotransformación. Lo cual quiere decir que ser atravesado por la experiencia de llevar a cabo un psicoanálisis supone construir nuevas estructuras anexas a las ya existentes. Si realmente es así de efectiva la terapia del psicoanálisis, todas las personas que quisieran mejorar su calidad de vida deberían acceder a este tipo de terapia. Sin embargo, nos encontramos con obstáculos al conocimiento producidos desde las propias estructuras narcisistas de la personalidad. No es fácil dejarse enseñar, educar, modificar hábitos, costumbres y formas de pensar que nos han acompañado durante muchos años de nuestra vida. Modificar la forma de pensar supone entrar en una encrucijada de la cual sólo es posible salir volviendo a negar, es decir, si entramos en el concepto de negación, nuestro propio yo se opone al cambio ya que modificar los hábitos de nuestra vida nos lleva a replantearnos nuestras relaciones, nuestros amores y nuestra economía. Pensamos sobre bases ideológicas familiares y sociales muy determinadas. Las relaciones de pareja, el amor y hasta el modo de producir el dinero tiene una base ideológica que nos ha sido transmitido. Crear una forma nueva de pensar, nos llevaría a abandonar antiguas formas de pensamiento. ¿Quién está dispuesto a hacerlo? Solo aquel que toma conciencia del tiempo de su vida. El ser humano vive de manera atemporal, tiene la capacidad de autoengañarse, de no querer ver más allá de su límite temporal. Este autoengaño es con el que nos encontramos en muchas de las personas que aun sabiendo que se encuentran mal prefieren mantenerse en dicho malestar a modificar su forma de pensar porque tendría que cambiar aspectos de su realidad. El bienestar y el malestar son dos conceptos fundamentales en psicoanálisis que guardan relación con la quietud o la inquietud. Para cambiar hay que tener la inquietud de querer cambiar. Aquellos que no lo hacen aun sabiendo que pueden hacerlo suelen tener una especie de melancolía al cambio que les hace conformarse con lo que no tienen, viviendo limitados, resignados a su manera de ser y de vivir. Posibilidades las hay para todo el mundo. El cambio sólo puede acontecer con  un trabajo y atravesando un estado de malestar que puede llegar a hacerse doloroso. Hay personas que sienten dolor cuando descubren como son. Reconocen que todos sus males están determinados desde su forma de ser o haber sido. Esta herida que se produce cuando nos conocemos, puede llegar a ser dolorosa. ¿Pero no sería mejor pasar por un momento de malestar que estar toda la vida negando y autoengañándonos? La verdad, tarde o temprano acaba dando su cara. Podemos lanzar balones fuera, negar, engañarnos, culpar a los otros pero ¿hasta cuando? El narcisismo, cuando es infantil es un obstáculo al cambio, al crecimiento. Nadie tiene la verdad, nadie tiene todo el conocimiento de sí mismo. Nacemos sobre una ideología que limita nuestra forma de vivir. El miedo, la angustia son limitantes, hacen que la persona tenga miedos imaginarios, a lo que no pasó pero viviendo como si fuera a pasar. Todo esto, son obstáculos al cambio. Deberíamos por lo tanto, en primer lugar, dudar de nosotros mismos y muchos más, de nuestra forma de pensar y de sentir. Si no nos va bien, mejor pensar qué tengo que ver, en lo que me sucede.

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